Carlsen es un tipo tan competitivo que, como decía en esta entrevista reciente, le molesta incluso cuando sus rivales no se enteran de la película y gana demasiado fácil. En el London Chess Classic ha jugado el torneo de su vida, con cinco victorias y tres tablas. Se le escaparon vivos Kramnik y Nakamura (segundo y tercero, respectivamente), además de Anand, vigente campeón del mundo.
El propio Kramnik tiene motivos para sentirse aún más enojado, cuando acaba de cumplir veinte años sin bajarse del top-10 mundial.
Después de jugar un torneo fabuloso, solo la existencia del prodigio
noruego ha impedido que ganara el torneo. Su consuelo es que recupera el
segundo puesto de la clasificación mundial y se perfila como el gran
rival de Carlsen por el título, además de Aronian, que en Londres no ha estado muy afortunado. Caruana parece
un poco tierno todavía, mientras que para Anand, con experiencia
incluso como cuarentón, supondrá todo un reto retener la corona.
Carlsen declaró tras su triunfo que ahora espera pasar la Navidad con
su familia y, después, tomarse unas largas vacaciones en algún país más
cálido que Noruega, para «recargar las pilas y tomar algo el sol». Tiene unos cuantos lugares para elegir.
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